Tres sueños

I

«Creo haber soñado con un caer de hojas,
con bosques inmensos y lagos tenebrosos,
con el eco de palabras tristes –
pero sin comprender del todo su sentido.

Creo haber soñado con un caer de estrellas,
con súplicas llorosas de unos pálidos ojos,
con el eco de una sonrisa –
pero sin comprender del todo su sentido.

Como un caer de hojas, como un caer de estrellas,
así yo me veía, siempre yendo y viniendo,
eco inmortal de un sueño –
pero sin comprender del todo su sentido.

II

En el oscuro espejo de mi alma
hay visiones de mares nunca vistos,
tierras de fantasía, trágicas, desoladas,
que se disuelven en el azul, en el acaso.

Dio a luz mi alma un cielo de color sangre púrpura
inflamado de gigantescos soles crepitantes,
y brillantes jardines, extrañamente vivos,
con humo de placeres cálidos y mortales.

Y las fuentes oscuras de mi alma
generaron imágenes de noches monstruosas,
agitadas por cánticos sin nombre,
por la respiración de poderes eternos.

Mi alma se estremece oscura de recuerdos,
como si se encontrase al fin en cada cosa –
en los mares y noches insondables,
y en cánticos profundos, sin principio ni fin.

III

Muchas ciudades vi, presas de las llamas,
y el horror que sobre el horror los tiempos acumulan
y muchos pueblos vi convertidos en polvo
y todo deslizarse hacia el olvido.

Vi cómo los dioses se hundían en la noche,
las arpas más sagradas, inermes, destrozarse,
y de la corrupción nuevamente ascender
toda una vida nueva despertando a la luz.

Despertar a la luz y desaparecer de nuevo,
siempre una idéntica tragedia
que todos representamos sin poder entender,


y cuyos tormentos, de nocturna demencia,
coronan la suave gloria de la hermosura,
como un cosmos sonriente de espinas.»

(versión de Jenaro Talens)

Del cáliz de oro (Recopilación 1909)

Sebastián en sueños y otros poemas

Georg Trakl