"Soy adicto a comprar libros desde 1958. Déme esos dos, ¡rápido!"

«Total y absolutamente petrificada, queridos. Así me quedé tras la visita de un cliente este sábado, y creo que a esta hora un busto de Nefertari inhala y exhala más oxígeno que yo, que no sé bien cómo recobrar mi regia, carnal y palpitante entidad librera habitual.

Claro, ya me diréis cómo se os quedaría a vosotros la corporalidad si un desconocido octogenario os reconociera a quemarropa y con el semblante congelado en un rictus de amargura un problema de adquisición compulsiva de ejemplares que le tortura desde hace cinco décadas. Y no es broma.

Allá va:
Cliente: ¿Oiga? ¿ES QUE NO HAY NADIE AQUÍ?
Regina: Si, dígame, caballero.
C.: Quiero el último de Eduardo Mendoza y el nuevo de Ruíz Zafón. Dese prisa, por favor, tengo que salir de aquí.
R.: Ya mismo, si es alérgico al polvo o algo se los saco a la puerta.
C.: No, señorita, no es eso. Es que soy adicto a comprar libros desde 1958. Es un vicio -porque para mí es un vicio- contra el que no puedo luchar. Ya sé que no es alcohol, ni drogas, pero créame que puede resultar igual de dramático. Solo que no hay antídoto ni terapias ni nada. Necesito esos dos libros, pero si miro alguno más me lo llevaré y no puedo. ¡No puedo!
R.: Ah, pero, pero...
C.: Si, señorita, no me mire así, esto es serio. Tengo en casa casi 5.000 volúmenes y apenas muebles, y de todos esos habrá 300 que ni he leído aún. Pero, míreme, yo sigo comprándolos, es algo enfermizo. Ahora tengo a medias Un mundo sin fin, El corazón helado y El palacio de la luna, así que, como verá, no necesito ni El asombroso viaje de Pomponio Flato ni El juego del ángel, pero me resultará imposible volver a casa sin ellos.
R.: Entiendo...
C.: NO, no lo entiende usted. Cuando le digo que no podré regresar a casa sin ellos es literal. Y en el supuesto caso de que lo hiciera, la idea de tenerlos me obsesionaría hasta el punto de salir en pijama a horas intempestivas a por ellos. Que no sería la primera vez. Lo que le digo, es una adicción como otra cualquiera. Y no es solo eso, es que ya no me caben, y mi casa es muy vieja y es un quinto sin ascensor y estoy enfermo del corazón y la artrosis me tiene casi imposibilitada esta pierna, pero me resultaría imposible mudarme y trasladar todos esos libros.
R.: Pues deje a Pomponio y al de Ruíz Zafón ahí, caballero, y tome su dinero. No se los vendo.
C.: ¡No diga bobadas! Iré aquí al lado igual. ¡Adiós!

Y se fue, y pétrea me quedé yo, que tan alegremente parloteo de mi libroadicción, de mi adquisición compulsiva de ejemplares, de lo inimaginablemente atestada de volúmenes que está mi casa y de que rara es la vez que vuelvo a mi hogar sin tinta fresca encima. Pero aún no hay en mí ni rastro de esa mezcla de tristeza, culpa y abandono. De esa apostura corvada de soldado que regresa del frente derrotado, sin honor y con la conciencia entre quebrada y turbia. Jamás vi a nadie a quien comprar dos libros le cuarteara el alma de esa manera, queridos. Nunca. ¿Y vosotros?

Regina Ex-libris

Puaj the only one

Pues un tío abuelo mío que era traductor hablaba unos 6 idiomas y llego a coleccionar mas de 6 000 libros... su casa estaba llena de ellos en todas las habitaciones e ingresar a su dormitorio era tétrico... porque en realidad había libros en cada cm. de las paredes... hasta arriba de las aberturas de las puertas...

Samu

Pues mi madre ha llegado a un punto que ha dicho que los libros o yo... Os prometo que es una guerra diaria con ella...
¡Lo de este señor va a los extremos! Pero estoy seguro que es una adicción.

Luis

Alguien debió enseñar al hombre de más joven que esas adicciones se curan convirtiéndose en bibliófilo. Así terminas amando los libros y no esperando que ellos te devoren.

jordix

Me pregunto qué le sucedería en ese año de 1958 para que pueda marcar un inicio tan claro en su adicción.

Eco

Le comprendo perfectamente. Acabo de decidir invertir en un e-reader porque no me caben más libros en casa. Y ya me he cambiado de casa una vez porque no me cabían más libros. Y sólo tengo 25 años. Tengo más libros que algunas bibliotecas de pueblo que conozco, más libros que la pequeña librería en la que trabajé hace años.

Miranda

5000 libros, ¿eh? Bueno, este octogenario señor, sin duda, tiene un problema muy gordo, y lo siento por él, pero dejadme que os cuente mi caso.

Tengo poco más de 30 años. Soy adicta a la lectura y yo tendré, míos, lo que se dice míos, unos mil y pico libros, y gracias a que todos los años hago una saca y los que no me han gustado los llevo a una biblioteca. Además, están los de mi hermano. Y los de mi padre, mi madre, mi abuelo y bisabuelo que en paz descansen. Somos los últimos de una familia de bibliófilos. De momento, calculando así por encima, me encuentro más o menos con la misma cantidad de libros que ese buen señor, repartidos entre la casa de aquí, la del pueblo y dos trasteros.

Calculando que al año entrarán unos sesenta libros nuevos en mi casa, ¿me podéis decir dónde estaré yo si llego a la edad de este caballero?

eraros

Me quede sorprendido por este señor, precisamente estaba navegando para buscar información acerca de adicciones, tengo en mi computadora tal vez 1500 libros, no puedo dejar de leer un solo día, y es algo impulsivo, no puedo almacenar libros porque vivo en las vegas, cuando me cambio, regalo mis libros a la biblioteca más cercana, y empiezo a comprar de nuevo. Así que formo parte de ese club de leedores anónimos. Solo que a diferencia de este caballero YO SI LOS DISFRUTO INMENSAMENTE.

Julieta

Llegué buscando algo sobre adicciones a los libros ya que creo que soy adicta.
Me encuentro con el tema que necesito leer algo antes de dormir, cuando viajo en el colectivo, cuando tengo un rato... cuando puedo. El hecho es que no puedo ir a una librería y salir sin libros... los compro de a dos o de a tres... y saben que... últimamente me toma sólo un día o dos leer cada libro, no importa cual sea... necesito terminarlo, leerlo, disfrutarlo y urgentemente comprar otro. Llegué a pensar en esta adicción por el hecho que ayer compre dos libros... y ya he leído uno y creo que mañana por la noche terminaré este otro... y como no soporto no acabarlos, me es muy difícil elegir...

Ramón Adagio

Lo que me llama la atención es que haya gente que encuentre chistosa la adicción a comprar libros que luego no se leen. Pienso que esa gente, que no hubiera encontrado divertida cualquier otra adicción, no deben de estar muy en contacto con los libros.

Quitarse la adicción al tabaco, al sexo o al alcohol es fácil, basta con consultar al médico de cabecera, y te orienta sobre los sitios y organizaciones competentes. Yo le consulté a mi médico sobre esta adicción a comprar libros y se echó las manos a la cabeza, NO ENTENDÍA. Me dijo:..Pero ¿cuánto gastas al día en libros? Lo que puedes hacer es.. bueno, compra uno al día, no creo que te arruines.

El problema de esta adicción es precisamente que el libro es un objeto idolatrado y entonces causa estupor verlo situado en una adicción, junto con la droga, alcohol, café, ropa.. que son cosas menos venerables. Háganme el siguiente experimento: pregunten al adicto al tabaco cuántos cigarrillos de los que compran se dejan sin fumar. Les contestará que fuma todos, por supuesto, que el problema está en que los fuma, que si los comprara y no los fumara.. a lo mejor eso sería una solución. Pero el problema del adicto a la compra de libros es precisamente que .. los compra SABIENDO que NO VA a leerlos. La adicción a la compra de libros no es adicción a la lectura -eso sí sería chocante en la mayoría de los casos- sino que es adicción a POSEERLOS. Porque en el momento en que ese libro se ha conseguido, el adicto empieza a pensar en comprar OTRO...

Jordix

En 1958 se creó el Depósito Legal.

Por cierto, esa es la razón de que muchos libros anteriores a esa fecha no se presten en las bibliotecas pues no existe un ejemplar en depósito que garantice la conservación. El individuo se convierte en un depósito legal viviente y alternativo. Seguro que sus iniciales son D.L.

Martín

Ramón, muy interesante y ajustado el comentario. Es cierto que el problema es el deseo de adquirir el libro y que una vez que se obtiene se pasa a otro, sin pensar en leer el que ya tienes.
Pero de ahí a asegurar que "NADIE, adicto o no, ha leído poco más del 20 por ciento de los libros adquiridos". Creo que es algo exagerado. Habrá quien compre pocos y lea todos y quien compre muchos y también.
Te diré que en mi caso dispongo de 1089 libros en mi biblioteca y me quedan por leer 43, y en mi entorno conozco casos más o menos iguales. Pero claro, mi placer está en leerlos...»

(i jo que em pensava que era un bitxo raro...)