The Wild Swans at Coole

«THE TREES are in their autumn beauty,
The woodland paths are dry,
Under the October twilight the water
Mirrors a still sky;
Upon the brimming water among the stones
Are nine and fifty swans.

The nineteenth Autumn has come upon me
Since I first made my count;
I saw, before I had well finished,
All suddenly mount
And scatter wheeling in great broken rings
Upon their clamorous wings.

I have looked upon those brilliant creatures,
And now my heart is sore.
All’s changed since I, hearing at twilight,
The first time on this shore,
The bell-beat of their wings above my head,
Trod with a lighter tread.

Unwearied still, lover by lover,
They paddle in the cold,
Companionable streams or climb the air;
Their hearts have not grown old;
Passion or conquest, wander where they will,
Attend upon them still.

But now they drift on the still water
Mysterious, beautiful;
Among what rushes will they build,
By what lake’s edge or pool
Delight men’s eyes, when I awake some day
To find they have flown away? »



Los cisnes salvajes de Coole

«Los árboles poseen la belleza del otoño,
los senderos del bosque están secos,
bajo el crepúsculo de octubre el agua
refleja un calmo cielo;
sobre las aguas que rebosan entre las piedras
hay cincuenta y nueve cisnes.
Diecinueve otoños pasaron sobre mí
Desde que por primera vez los contara;
y vi, antes de que hubiera terminado,
que todos alzaban su vuelo súbitamente
esparciendo grandes círculos rotos
bajo sus alas clamorosas.
He contemplado esas brillantes criaturas,
y dolorido está mi corazón.
Todo cambió desde que al escuchar el crepúsculo
por primera vez sobre esta orilla,
el metálico batir de sus alas sobre mi cabeza,
con más ligero paso caminara.
Todavía incasables, amante con amante,
nadan en las frías
y amables corrientes o trepan al aire;
sus corazones no han envejecido;
la pasión o la conquista, vagando a su antojo,
esperan todavía sobre ellos.
Pero ahora se deslizan sobre el agua tranquila,
misteriosos, bellos;
¿entre qué juncos anidarán,
junto a la orilla de qué estanque o lago
deleitaran ojos humanos cuando un día despierte
para descubrir que han partido?»

(versión de Manuel Soto)
La torre y el unicornio




Los cisnes salvajes de Coole

«Los árboles están en su esplendor de otoño,
las sendas en el bosque ya están secas,
bajo el crepúsculo de octubre el agua
refleja un cielo inmóvil;
sobre la plenitud del agua, entre las piedras,
cincuenta y nueve cisnes.
El decimonoveno otoño ha descendido sobre mí
desde que por primera vez contara
y viera, antes de conocer su número,
de pronto a todos ascender
y desplegarse en grandes semicírculos
sobre sus clamorosas alas.
He reparado en estos seres prodigiosos
con dolorido corazón.
Todo ha cambiado desde que oyera en el crepúsculo,
por vez primera en esta playa,
el golpe de sus alas sobre mi cabeza
y yo pasara con más leve paso.
Con fuerza aún, amante cabe amante,
hoy nadan en los fríos
arroyos amigables o ascienden por el aire;
sus corazones no han envejecido;
pasiones o conquistas, allí donde se encuentren,
aún hoy les conciernen.
Pero ahora vagan sobre el agua inmóvil,
misteriosos y bellos;
¿en qué cañaveral harán su nido?,
¿al borde de qué lago o charca
deleitarán los ojos de los hombres cuando yo despierte un día
y vea que han volado lejos?»

(versión de Carlos Jiménez Arribas)
Los cisnes salvajes de Coole



Los cisnes salvajes de Coole

«Los árboles son bellos en otoño,
las sendas de los bosques están secas;
bajo el crepúsculo de octubre, el agua
refleja un cielo inmóvil;
sobre el agua que brilla entre las piedras,
cincuenta y nueve cisnes.

Diecinueve otoños han pasado
desde que los conté por vez primera;
vi, antes de terminar
a todos ascender súbitamente
y dispersarse en grandes semicírculos
sobre sus clamorosas alas.

He admirado a estos seres espléndidos,
mas ahora me duele el corazón.
todo ha cambiado desde que al ocaso
por vez primera oí en esta orilla
el tañer de sus alas sobre mí
y pasé con un paso más leve.

Aún sin fatigarse, amante junto a amante,
chapotea en los helados
arroyos amigables o elevan;
sus corazones no han envejecido;
pasiones y conquistas, donde vayan,
aún los acompañan.

Pero ahora vagan sobre el agua inmóvil,
misteriosos, hermosos;
¿en qué cañaveral harán su nido,
al borde de qué lago o de qué charca
deleitarán los ojos de los hombres
cuando despierte un día y vea que han volado? »

(versión de Antonio Rivero Taravillo)
Poesía reunida



Los cisnes salvajes de Coole

«Los árboles ostentan su belleza otoñal,
los senderos del bosque se han secado,
bajo el atardecer de octubre el agua
refleja un cielo inmóvil;
sobre el agua vibrante, entre las piedras,
cincuenta y nueve cisnes.

Y diecinueve otoños han pasado
desde que los conté la primera vez;
antes de que pudiera hacerlo,
les vi de pronto alzar el vuelo
y dispersarse en grandes anillos rotos
sobre sus alas bulliciosas.

He contemplado a estos seres radiantes
y ahora me duele el corazón.
Todo ha cambiado desde que oyera, aquel ocaso,
por vez primera en esta orilla,
el golpe de sus alas sobre mi frente
y los pies me llevaran con paso más ligero.

Siempre incansables, amante con amante,
discurren por las frías
corrientes amistosas o ascienden por el aire;
sus corazones no han envejecido;
conquistas o pasión, por donde vayan,
no dejan de escoltarles.

Ahora surcan el agua inmóvil,
misteriosos y bellos;
¿en qué juncos harán su casa,
a la orilla de qué estanque o laguna
deleitarán los ojos de los hombres
cuando despierte un día y vea que han partido? »

(versión de Jordi Doce)

The Wild Swans at Coole (1919)

W.B. Yeats (1865–1939)