Esforç de claredat
«Sí, me esfuerzo por escribir bien. Enemigo declarado del esteticismo vacío y del purismo a ultranza, intento, a pesar de todo, decir las cosas con corrección y de la mejor manera posible. No acierto a comprender a esos sibilinos letrados que censuran en mí una pretensión tan elemental. Puesto que en mi vida profesional he procurado ser honesto y competente, ¿por qué no he de hacer lo mismo como escritor? Ahora bien, un escritor honesto y competente lo que tiene que hacer es escribir bien. Por eso cojo la pluma con el mismo cuidado con que cojo el bisturí. Si manejamos este último con torpeza podemos matar al enfermo; si utilizamos mal la primera podemos pervertir el gusto y dañar la conciencia del lector. Ambos, por lo tanto, exigen la misma precisión y la misma honradez. Yo no ambiciono una buena prosa, sino una claridad expresiva. Me gustaría restituirle a la palabra el alma que le han robado, y que la lengua tuviese en mis manos, además de la mayor gracia posible, una dignidad fuera de toda discusión. Que no hiera la sensibilidad de los demás, y que me testimonie y me responsabilice a mí. Que cada frase, en vez de un hábil disfraz, sea una seducción y un acto. Una seducción sin condescendencias y un acto sin subterfugios. Para alcanzar esto, elimino todas las impurezas y ambigüedades, con la obstinada esperanza de que su claridad se entienda y se vea al mismo tiempo. Y que la vean y la entiendan, sobre todo, los que no son profesionales de la literatura. De esto de deduce que, más que el juicio de la crítica oficial, me interesa principalmente la opinión del lector común y la de la policía. El primero, con su libre entrega a una llamada atractiva y leal, y esta última, con su profesional desconfianza de la verdad, son los que me dicen si voy o no voy por el buen camino. Una obra leída y estimada de manera espontánea, y secuestrada por la represión, da muchas garantías de tener al mismo tiempo encanto y autenticidad. Y únicamente ente encanto y esta autenticidad valen a mi entender la pena –y la tinta- que me cuestan.»

(traducción de Eloísa Álvarez)

Diario (1932-1987)

Miguel Torga